domingo, diciembre 19, 2004

Just Read It

Sin saber porquè, ni adonde, tampoco con quien me encontraba caminando en un camino de tierra que no prometìa mucho. Recuerdo que caminamos bastante tiempo, cuesta arriba, y mas adelante pasò de ser tierra a piedras grises y pequeñas. Luego dejò de ser cuesta arriba a que tengamos que escalar de tan empinado trayecto.
Al fin llegamos a la cima y pude apreciar el espesor de las piedras de la punta de la "montaña" con mis manos. Las piedras pasaron a ser una suerte de tapial en el que con la presencia que me acompañaba nos dispusimos a mirar que habìa del otro lado. Se podìa apreciar cuanto habiamos subido, era una montaña simètrica. Hubo mucha alegrìa y sorpresa, pero fallò...
Nunca me conformè, ni me voy a conformar con algo que halla fallado, asì que con èl o èlla volvimos a hacer el mismo camino empezando desde el principio y èsta vez si funcionò. Del otro lado pasaba un arroyo muy angosto que no estaba muy lejos y al mirarlo daba una sensaciòn ùnica de frescura... Detràs del arroyo yacìa una casa muy seductora, y todo lo que habìa del otro lado era perfecto y lograba sacar a cualquiera que aprecie semejante paisaje, una gran sonrisa... ¿Serìa èsta la tierra prometida? No creo, parecìa tratarse de una realidad. Còmo por ejemplo: El camino: nuestro arduo trayecto por la vida. La cima y el otro lado representando la muerte, la misteriosa y tan temida muerte, esos cinco segundos...


ZeVa

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