Si el costo que tengo que pagar, por patear un par de culos, de los que juran mas lealtad, es la soledad, lo voy a hacer. No interfiere en éste caso el tan temido temor.
Porque de ninguna manera voy a volver a sufrir la desilusión que puede traer con sigo (o no) la "amistad". Aunque tanto la amistad cómo la soledad desarrollan en mí todas sus herramientas de seducción.
Aún así, la soledad no golpea la puerta reclamando nada!
ZeVa
jueves, febrero 16, 2006
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